21/7/09

Integración: Cadenas productivas, el nuevo faro del comercio

La globalización hizo que la producción de bienes se fragmentara y que cada eslabón de la cadena buscara el lugar más competitivo para desarrollarse. El caso del Mercosur

Complejos productivos; cadenas de valor; encadenamientos productivos; integración productiva.

Cambian los nombres, pero el significado es el mismo: la globalización trajo consigo la fragmentación geográfica de la producción de bienes y, con ello, la búsqueda de mayor competitividad para cada uno de los eslabones que forman parte del proceso.

Pero ¿qué son los encadenamientos productivos? Félix Peña, director del Instituto de Comercio Internacional de la Fundación Standard Bank, lo definió así: "Los encadenamientos productivos transnacionales son la resultante de la fragmentación en distintas localizaciones de la producción de bienes, que terminan siendo integrados en un lugar determinado, pero con partes e insumos provenientes de distintos países, como respuesta a una estrategia coordinada por una firma multinacional o resultante de la asociación de empresas de distintos países". Para Fernando Porta, profesor universitario e Investigador del Centro Redes, el concepto remite a las relaciones de abastecimiento de insumos y componentes entre distintos sectores o ramas de la producción.

"La idea trata de dar cuenta también de otros intercambios (de servicios, de tecnología, de información, de conocimientos) realizados o no a través del mercado, que caracterizan a una red de productores de un bien o un tipo de producto determinado. Además, el concepto de cadena incluye una consideración sobre la naturaleza de las relaciones (paritarias o jerárquicas, permanentes o transitorias) que se establecen entre los distintos productores que la componen; de este modo, se analiza cómo se determina la competitividad del conjunto, quién conduce la dinámica de expansión de la red y cómo es la apropiación de excedentes al interior de esa red. Este concepto se aplica, fundamentalmente, para comprender cómo ha sido la dinámica de internacionalización de las actividades productivas", detalló.

Las cadenas de valor o clusters no escaparon a los efectos de la globalización: comenzaron siendo locales o regionales, pero hoy unen eslabones de diferentes países. Uno de los ejemplos en el que el fenómeno puede apreciarse de modo más claro es el de la industria automotriz. Las partes llegan de dos, tres o cuatro países, y el automóvil cobra vida en un quinto.

Marta Bekerman, directora del Centro de Estudios de la Estructura Económica de la UBA, fue contundente: "La internacionalización de las cadenas productivas es un hecho". Y citó el ejemplo de Nike: "Desarrollan las diferentes partes del proceso productivo en diversos sitios de Asia porque la mano de obra es más barata. La empresa termina siendo una organizadora de la producción. Ellos tienen el know how y la experiencia y van variando los lugares según les convenga", explicó.

Iniciativa del Mercosur

Para subirse al tren de los encadenamientos, la región puso en marcha algunas iniciativas.

En el Mercosur, por ejemplo, se creó el Programa de Integración Productiva y Chile centró todas sus energías en los Encadenamientos Productivos (ver aparte).

Eduardo Sigal, subsecretario de Integración Económica de la Cancillería, explicó a LA NACION cómo surgió el proyecto. "Queríamos construir un Mercosur diferente del de los 90. Nos preguntamos qué debería tener además de cultura, migración y comercio, y muy inspirados en la realidad, en la necesidad de generar mayor empleo, nació esta iniciativa que es muy interesante para todos, especialmente para la Argentina por ser un país de desarrollo medio, y con más razón para Uruguay y Paraguay".

En junio de 2008, durante la XXXV Reunión del Consejo del Mercado Común y la Cumbre de Jefes de Estado del Mercosur y Estados Asociados, se aprobó el Programa de Integración Productiva. "La integración productiva implica el desarrollo conjunto de nuevas ventajas competitivas a partir de la complementación productiva y la especialización intrasectorial de todos los países del bloque, especialmente la integración de pymes de la región", se dijo, además de destacar que el desarrollo de cadenas de valor permitirá también aumentar el valor agregado regional en las exportaciones del bloque.

Sigal comentó que en diciembre último se aprobó el Fondo Mercosur (de US$ 160 millones) para fomentar la asociatividad empresaria y que la condición para acceder a un préstamo es tener un socio en otro de los países miembros.

Pablo Grinspun, director de Mercosur de la Cancillería, explicó que se busca "la integración productiva de empresas de más de un país de la región que trabajen en la misma cadena de valor. Producir de manera conjunta para abordar terceros mercados".

Temores

El recurso que despierta tantas expectativas por un lado genera ciertos temores por otro. Dos aspectos son los que provocan más suspicacia: la migración de puestos de trabajo hacia otros países y la posibilidad de que en la asignación de eslabones determinados países concentren la parte del proceso de mayor valor agregado, mientras que otros queden relegados a ser sólo un suministrador de materia prima.

En ese sentido, la profesora Bekerman dijo que el lugar que ocupe un país depende en gran medida de las políticas oficiales relacionadas tanto con la infraestructura física y tecnológica como con las de capacitación de los recursos humanos.

Por otra parte, los especialistas hablan de la importancia de "detectar a tiempo los desplazamientos de ventajas competitivas" y de adaptarse a la nueva realidad mediante la asociación con empresas de otros países o la apertura de filiales en diferentes sitios. Pero ¿qué puede hacerse si se tiene en cuenta que ante el temor por la pérdida de puestos laborales a causa de la crisis, medidas de ese tipo serían vistas casi como una "traición"?

Porta contestó: "Como la conformación de una cadena y sus modos de relación y gobierno pueden ir cambiando en el tiempo, los «lugares» más dinámicos o más estratégicos dentro de una cadena también pueden ir modificándose. Las ventajas dinámicas pueden ir desplazándose en el tiempo en el interior de una cadena y, de ese modo, favorecer o perjudicar relativamente las diferentes localizaciones de esas actividades o funciones".

Peña consideró que si bien es cierto que la crisis actual puede afectar la participación en una cadena productiva transnacional de empresas localizadas en un determinado país -tanto por su impacto en los precios relativos como por las distintas modalidades de proteccionismo y por la confianza de los inversores- aun sin crisis las ventajas competitivas de un país para la localización de empresas encadenadas están sujetas a continuos factores de desplazamientos.

"Por ello es importante la gestión de inteligencia competitiva para detectar a tiempo esos desplazamientos que pueden ser favorables o contrarios a una determinada empresa. De allí la necesidad, para moverse dentro de una cadena productiva transnacional, de tener "antenas" de calidad y aptitudes mentales de cazadores de blancos móviles. Todo está en continuo cambio. Imaginar mercados y condiciones estables puede ser una fórmula que conduzca al fracaso de cualquier emprendimiento que implique la integración en cadenas productivas transnacionales", detalló.

Acuerdos bilaterales

Otro punto importante es que los encadenamientos suelen tener un aliado estratégico: los tratados comerciales. En ese sentido, países como Chile -con acuerdos con más de 55 países- parecen tener mayores ventajas que la Argentina.

"Los acuerdos preferenciales facilitan las condiciones de acceso y, en ese sentido, pueden acompañar bien la integración en cadenas internacionales. Sin embargo, no constituyen el factor explicativo decisivo del tipo de eslabonamiento (poco o mucho valor agregado) en el que cada país se especializa. Por el contrario, la calidad y la capacidad de la estructura productiva, de las empresas y de los recursos humanos son centrales. Chile ha practicado activamente el bilateralismo comercial y continúa especializado en cadenas «cortas» y en segmentos de escaso valor agregado", argumentó Porta.

Para Peña, a mayor fluidez en el acceso a los mercados, mayores ventajas tendrán las empresas que participen de cadenas productivas transnacionales, aprovechando la competitividad relativa derivada del mercado desde el que operan, que pueden depender de múltiples factores; entre otros, la dotación de recursos, la calidad de la conectividad física con terceros mercados, el costo y la calidad de la mano de obra, el clima de inversiones, las políticas macroeconómicas e incluso la dimensión del mercado nacional.

Y relativizó el peso de los acuerdos. "El acceso preferencial a los mercados va perdiendo importancia relativa en una estrategia de inserción en cadenas productivas transnacionales, tomando en cuenta otros factores que inciden en la capacidad de las empresas para competir en los mercados internacionales, entre los que cabe destacar los que hacen a la calidad y fluidez de la conexión física", explicó Peña.

El tema está asomando en la región. Por ahora, los avances son tímidos, pero existen.

Nota: Publicado en Diario La Nación - Suplemento Comercio Exterior - 21/07/09